En el mundo actual, dominado por la tecnología, es imperativo que los padres estén conscientes de las implicaciones que los smartphones pueden tener en la salud mental de sus hijos.

Un psicólogo social que ha dedicado su carrera a estudiar los efectos de la tecnología en la Generación Z proporciona orientación valiosa para navegar este complejo escenario.

La primera y más importante regla es retrasar la introducción de los smartphones hasta la secundaria.

Inculcar en los niños la capacidad para entretenerse y relacionarse sin depender de un dispositivo es clave para su desarrollo.

Establecer límites claros y consistentes respecto al uso de los smartphones puede fortalecer las habilidades sociales y la resiliencia emocional de los jóvenes.

Los padres deben ser modelos a seguir en el uso de la tecnología, demostrando un equilibrio saludable entre la vida digital y real.

Conversar abierta y frecuentemente sobre los contenido en línea y sus efectos puede fomentar un ambiente de confianza y apertura.